Crítica especializada sobre la obra publicada
Iglesias en primavera
Iglesias en Primavera
Hace varias décadas el teólogo neotomista Jacques Maritain escribió: “El arte no es una caricatura de la creación; continúa la creación, crea, por así decir, en segundo grado”. La pintura de Ydolidia viene a demostrarlo. En ella hay un diálogo especial entre la Creación como acto de amor divino y la voluntad artística de edificar para completar la obra del Padre. Sus telas son testigo de un encuentro excepcional y doble: el del artista que descubre la confluencia entre el orden universal signado por la mano de Dios y la voluntad de edificar humana, pero todavía más allá, está el encuentro del pintor humilde, del linaje de Fra Angélico y Andrei Rubliev, con el Hacedor, a través de las formas y los colores.
Para un profano, sus obras pueden parecer ingenuas: en ella no está la convulsión de ideas y formas del arte actual, no hay rebelión contra las normas, ninguna angustia existencial parece atenazarlas. Por el contrario, parece un arte dictado por un estado beatífico, que toma las formas como vehículo para la alabanza, como si quisiera ubicarse en el linaje de los artesanos edificadores del siglo undécimo.
Cuando la artista toma los símbolos más visibles de la religiosidad cubana: nuestra Madre de la Caridad y su basílica del Cobre, las elabora con la compleja textura de una profusión de flores. Levanta el templo sobre el tallo aparentemente débil de una planta de mariposa, como si fuera parte de una visión anticipada del Paraíso. Arquitectura y mundo vegetal hablan juntas de una sola imagen, la de Cristo embelleciendo con su presencia al mundo, tal y como lo había descubierto San Juan de la Cruz en su cántico espiritual:
Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura,
y, lléndolos mirando,
con sola su figura
vestido los dejó de hermosura.
Roberto Méndez Martínez.
Poeta, ensayista, crítico de arte y narrador.
Iridicencia
Iridicencia
La obra pictórica de Ydolidia es capaz de llenar todos los espacios sensibles de la mirada. Esta singular creadora declara sus sentimientos y conmociones con una sencillez inmensa y natural. Su obra revela el camino exacto hacia los atributos visibles de la naturaleza, sin comprometer sus misterios, ni la sobrenaturalidad abundante y encarnada que existe en toda la creación. Su intención, es penetrar en la sensibilidad del espectador, compartir la belleza temporal de flores diversas que, a modo de una lente giratoria se van multiplicando ante la mirada expectante, formando un universo de líneas y colores hermanados con hilos supremos de luz y fantasía; su numérica armonía nos va llevando, como seducidos por una fórmula perfecta, que revela la belleza iridiscente de un mundo no contemplado.
Casanova C.A
Artista de la plástica
Nada es tan hermoso como la primavera
(…) Ydolidia Pedroza Machado trabaja hace poco más de una década el tema de las flores, con la perseverancia de quien ha encontrado un rumbo y con la convicción de que es inagotable esa fuente de la que nutre su trabajo. (…) La obra de Ydolidia es muy femenina, es sutil y hermosa, alegre y profunda; evita los recursos manidos y las pretensiones. Se impone por una honestidad interior que brota de los cuadros como el aroma de abril y de mayo en las primeras lluvias de una tan necesaria primavera. Estos son días de sequía, para la tierra y para las almas, por eso esta muestra se ofrece como un oasis, como un refugio que comparte el código común de la esperanza.
Lic. Lianny Montalvan Salazar. Presidenta CPAP.